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  • Foto del escritorLA VOZ DEL SECANO COSTERO

Marchigüe, una Comuna con Historia y Identidad Propia



Antes de ser oficialmente reconocida como comuna, Marchigüe compartía su territorio con diversas comunidades, haciendas y fundos. Estas áreas cedían sus caminos vecinales y senderos de servidumbre, que más tarde la ley transformaría en caminos públicos. La extensión de la comarca, posiblemente atribuible al tamaño de la estancia San José, no solo dio origen a la comuna de Marchigüe, sino también a dos lugares adicionales: San José de Marchigüe en Pichidegua y la Puntilla de Marchigüe en Peralillo, ambos colindantes con la actual comuna de Marchigüe.

Desde el punto de vista administrativo, la comuna de Marchigüe tuvo sus raíces en el curato de Reto, luego trasladado a las parroquias de Cáhuil y El Sauce. En 1891, se integró al municipio de Pichilemu y en 1902 formó parte de la comuna de Peñablanca, que abarcaba los distritos de Trinidad, Marchán y El Sauce. La reestructuración comunal de 1925 dividió Colchagua en varias comunas, incluyendo San Fernando, Roma, Chimbarongo y otras.

A pesar de ser más joven que algunas localidades vecinas como Reto, La Trinidad y El Sauce, Marchigüe ocupa una posición central entre ellas, actuando como el enclave caminero natural hacia los centros urbanos y entre las diferentes localidades.

En el inicio del siglo XX, Marchigüe era un activo centro de actividades comerciales y sociales. Los propietarios de baratillos, salas de billares, juegos de bolas, hoteles y despachos de licores formaban parte integral del tejido social de la comuna. Destacados agricultores y personalidades contribuyeron al desarrollo de Marchigüe.

La comuna fue oficializada el 30 de diciembre de 1927, según lo establecido por la Ley de la Comuna Autónoma de M. José Irarrázabal. Desde entonces, ha experimentado un desarrollo continuo bajo la administración de varios alcaldes. La creación de la comuna coincidió con la formación de su primer escudo de armas durante la alcaldía de Pedro Menéndez, que representaba un molino de viento y otros elementos distintivos.

El escudo actual, diseñado bajo la alcaldía de Sergio Lira Sanfuentes y oficializado en 1980, refleja la identidad de Marchigüe con una cruz dorada, una liebre rampante, un sombrero y estribos de huaso, y un molino de viento.

Aunque la población no supera los 6,000 habitantes, Marchigüe se dedica principalmente a la agricultura, ganadería y silvicultura. A lo largo de los años, la comuna ha experimentado cambios en su configuración territorial, incluyendo la incorporación de localidades como Las Garzas y Pailimo durante la regionalización de los años 1970.


Molinos de viento


Si algo ha caracterizado a Marchigüe, ha sido la particularidad de sus molinos de viento, nacidos gracias a la tecnología americana de principios del siglo XX que permitía extraer agua sin necesidad de energía eléctrica, donde no la había, y la extraordinaria capacidad de reproducirlos a golpes de fragua.

Las importadoras chilenas Wagner Stein; Williamson Balfour; Saavedra, Benard y Morrison y Cía, competían por introducir las máquinas americanas al pequeño mercado del secano. En una de ellas, trabajó Emeterio Ruz, que después creó una verdadera escuela de constructores de molinos, fue un típico mecánico de campo que se forjó a fuerza de observación, talento y trabajo duro. Después de él, hoy encontramos en Heriberto Arias el continuador de su enseñanza junto a otros y que hicieron de ese oficio el emblema Marchiguano. Desafortunadamente, desde que la luz llega a todos los rincones de la comuna, se requiere de la nostalgia de sus dueños y apoyos del Estado para evitar que se extingan.


El ferrocarril


Sólo el ferrocarril y la construcción de la estación en 1893 a fines del siglo XIX dieron real identificación al pueblo que no tuvo Tenencia de Carabineros hasta bien entrado el siglo XX y dependía policialmente de los retenes ubicados en El Sauce y Los Maitenes, cuyas casas patronales contaban con un calabozo y su correspondiente cepo para arrestar al bandidaje que asolaba entonces la comarca. Fue ese mismo ferrocarril y estación cuyas obras inauguró en 1889 el entonces Presidente de la República Don José Manuel Balmaceda, el que permitió visitantes ilustres a la comuna que muchas veces pernoctaban para tomar caballos o vehículos para continuar viaje hacia la costa. Alcones, en la comuna de Marchigüe fue por muchos años el último lugar donde llegaba el tren antes de que éste se trazara y construyera a Pichilemu el año 1926.


La historia de Marchigüe es rica y compleja, marcada por su evolución desde una diputación en 1826 hasta la creación oficial de la comuna en 1927. A lo largo de las décadas, ha mantenido su identidad única, destacando por su contribución a la cultura y la economía de la región.

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