El 30 de septiembre de 1974, a las 00:40 hrs., una violenta explosión sacudió la tranquila calle Malabia, en un barrio de Buenos Aires. El ex Comandante en Jefe del Ejército chileno, el general en retiro Carlos Prats González, y su esposa Sofía Cuthbert fueron asesinados cuando una bomba, colocada bajo la caja de velocidades de su automóvil, fue detonada a control remoto. Ambos murieron instantáneamente.
Prats, quien había sido Ministro de Defensa y del Interior durante el gobierno de Salvador Allende, se había exiliado en Argentina cuatro días después del golpe militar de 1973. En Buenos Aires, trataba de llevar una vida discreta junto a su esposa, pero su papel como uno de los más altos oficiales leales al depuesto gobierno lo convirtió en blanco de persecución. La explosión que acabó con sus vidas fue un acto de venganza política, ejecutado por sus enemigos, y es recordada como un trágico símbolo de las represalias violentas de la dictadura chilena contra sus opositores.
Este atentado marcó un punto álgido en la persecución política internacional desatada por el régimen de Pinochet, que no respetaba fronteras en su esfuerzo por eliminar a los disidentes. El asesinato de Prats y Cuthbert sigue siendo un recordatorio del costo humano del autoritarismo y del exilio forzado en tiempos de dictadura.
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